martes, 21 de agosto de 2012

Libro del desasosiego de Fernando Pessoa


Leer las casi 500 páginas del Libro del desasosiego te causa, precisamente eso, desasosiego, o por lo menos eso es lo que a mí me ha generado. Y creo que es porque no tengo la capacidad intelectual, moral o sentimental -no sé cuál de ellas hace más falta- de entender todo lo que el grande Pessoa quiere decir. Quizá no tenga que entenderlo, solo dejarme llevar por sus letras y quedarme con pequeñas perlas como esta: "El corazón, si pudiese pensar, se detendría".

Bajo el heterónimo de Bernardo Soares, el poeta portugués nos regala esplendorosos párrafos de pura metafísica desolada, de melancolía, de sabiduría. Se podría decir que el libro son trozos de sueños, fragmentos en los que el autor desnuda su alma, pero no sé si es una buena descripción. Realmente creo que el libro es un libro de divagaciones. Divagaciones imprescindibles, añado.

CUÁNDO Y CÓMO LEER: Este es un libro que se digiere a fuego lento y que requiere muchas lecturas. Después de una primera lectura, yo lo dejaría en la mesilla, para abrirlo de vez en cuando y absorber con avidez alguno de sus fragmentos. Dado que el propio autor murió dejando los textos desordenados, una lectura caótica será mucho más certera. Estoy segura de que lo abrirás justo en la página que necesitabas leer.

PARA QUIÉN: Para quien guste de encrucijadas metafísicas y también para quien, aún no entendiendo nada, se deja deleitar por la belleza de las palabras.

EL FRAGMENTO: "... Es humano querer lo que necesitamos, es humano desear lo que no necesitamos pero nos resulta deseable. Lo que ya es una enfermedad es desear con igual intensidad lo que es necesario y lo que es deseable, y sufrir por no ser perfectos como si se sufriera por no tener pan. <el mal romántico es este: es querer la luna como se hubiera alguna manera de obtenerla..."


viernes, 15 de junio de 2012

Pequeñas historias para gente sin edad de Lola Martín


Hay una cosa que me encanta: recibir paquetes. Esa breve incertidumbre antes de abrirlo y esa promesa de algo increíble en el interior son fantásticas. Hoy he ido a recoger un gran paquete para una amiga y en él se encontraba otro pequeño, escondido muy premeditadamente y dirigido en particular para mí.  Recibir paquetes me encanta, pero si encima son tan exclusivos como éste, más. Dentro de un papel, decorado con una exquisita delicadeza y un cuidado extremo (ver foto), había un libro: Pequeñas historias para gente sin edad. El regalo en cuestión lo enviaba Lola Martín, la autora, una persona mágica a la que conocí primero en letra (por internet) y luego en carne y hueso. 

Hace tiempo que quiero empezar este anexo a mi blog en el que hablaré de libros, y no me parece una manera mejor de comenzar que con este ejemplar. Aquí iré publicando reseñas y comentarios de libros que vaya leyendo, pero hoy será una excepción y haré mi primera crítica sin haber leído aún el libro. Su llegada ha sido tan especial que no me hace falta leer nada para saber que Pequeñas historias para gente sin edad es un libro que hace honor a su título y que en sus tripas alberga historias tanto para niños como nonagenarios. Además, es el primer libro que veo que viene con prospecto de instrucciones.

Una ojeada rápida a varias de esas historias me ha hecho darme cuenta de que este libro encierra mucha sabiduría y sobre todo alegría, optimismo. Sus frases y dibujos reflejan lo mismo que su autora: colores (a pesar de estar en blanco y negro). El rojo de la pasión, el verde de la frescura, el naranja de la amistad. Como dice Lola, este es un arbilibro y si quieres cobijarte bajo sus hojas solo tienes que pinchar en el siguiente enlace:

http://margarittaflop.wordpress.com

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